martes, 19 de agosto de 2014

Almas en pena en el Perú ( El desertor )

Una vez un hombre y una mejor vivían muy aya en el campo, en un pueblo. Vivían mas arriba del pueblo, en la punta. Tenían muchas vacas, ovejas, caballos. Toda clase de animales. Eran muy ricos, y no tenian ni un solo hijo. El hombre se murió , y la mujer, sólita, tenia que estirar el cadáver. Ella encendió bosta en los mecheros, en las cuatro esquinas y fue al pueblo. "Iré a pedir que me ayuden a enterrarlo", se dijo la mujer.

Mientras tanto, un soldado había desertado del cuartel y estaba en el camino. Caminaba y caminaba. Tenia hambre y sed, pero no encontraba ninguna casa. Cuando ya estaba anocheciendo, vio una luz a lo lejos. Se dijo:"A a lo mejor hay comida allí. A lo mejor alguien vive allí estirado.

"Quiza hayan dejado comida para este muerto", dijo, y comenzo a rebuscar. El soldado tomo y comio. En eso, ya era de noche. El se quedo a velar, y cuando estaba velando, solo, vino el carro de fuego. Hizo temblar la casa con la pulsacion de su llegada. El carro de fuego llego, y un ser se acerco a la puerta. El soldado se escondio detras del deposito de granos. ¿ Que es eso? , se pregunto.

Un demonio se acerco al muerto. ¿ Quieres salir?

- ¿ Quieres entrar? Entra, pues contesto el alma y se sento.

Entonces bailaron locamente.

-¿Vamos?

- Iremos contesto el alma. El demonio se fue en el carro de fuego.

El soldado  se levanto y golpeo fuerte al muerto. "Tenias ganas de irte, ¿no?. Por eso estabas tan feliz", dijo y golpeo fuerte al alma con su arma.
El soldado se puso bien animado. Tomo trago y tomo chicha.

Bueno el carro de fuego vino dos veces y dijo:" La tercera vez te voy  a llevar". La tercera vez, el soldado estaba parado en la puerta con su arma. El carro de fuego dijo al alma:" Agradece. No te voy a llevar. Tienes un salvador".

Cuando el carro de fuego se había alejado, el alma se sentó, y dijo al soldadito."Ay, nuestro Dios te mando a mi¡ Nuestro Creador te mando aquí a salvarme, Te doy todas  mis vacas, mis ovejas, mi dinero. Quiero que te cases con mi mujer". El alma dijo eso, se volvió una paloma blanca, y se fue. Se desapareció.

La próxima mañana, la mujer llego, trayendo consigo a todos los vecinos para el entierro. Pero el muerto ya no estaba allí. El soldadito contó todo lo que había sucedido. "Así me  dij", les contó. Entonces la mujer se caso con el soldadito. Y en vez de un entierro, hubo un matrimonio.

Yo también estaba allí participando, y dijo:"Voy a llevar estito para la señora Angélica". Era un asada rico. Pero allí atrás había unos perros bravos, y me lo quitaron. 

                               



En: Cuentos cuzqueños. Jhony Payme, Cuzco, centro de estudios Rurales Andinos Bartolome de las Casas.



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